lunes, 26 de mayo de 2008

1. Principios.

Empezando por cosas realmente irrelevantes y que sabemos debido a que nuestro sentido común se entremezcla con nuestros conocimientos más lejanos y simples, sabemos que dos más dos es igual a cuatro, que una hora tiene exactamente sesenta minutos, que el oxígeno es una partícula diatómica, que no se puede respirar en el espacio exterior, que el hombre es el único animal con uso cognositivo de la razón... así encuentro con mi mísero cerebro de adolescente corroído infinidad de temas sobre los cuales profundizar y poder sacar conclusiones realmente valederas. Pero ¿qué es lo que pasa cuando nos desviámos del camino de los cálculos, de la exactitud, de lo demostrable materialmente y nos encontramos en un dilema puramente humano e innecesario la mayoría de las veces? Un ejemplo acorde sería el de una persona de porte psíquico fuerte, ineludible, pero que se deja manejar por pasiones e impulsos, o por sentimientos que afloran sin su consentimiento. Muchos podrían criticar esa manera de obrar, puesto que no es en ella aplicable la lógica y, estarían en lo cierto; aunque no del todo. Considerarían que este obrar es imprudente... pero la imprudencia es la prudencia mal entendida, entonces hay diferencias. Otra diferencia, valga la redundancia, es decir que esa persona está loca, cuando realmente la locura no existe en un sentido figurado; es decir, cuando mantenemos las cualidades psíquicas en el "sendero correcto"; pero retomando, este tipo de locura 'verdadera' es tan sólo una sabiduría inoportuna. Ciertamente, se pueden unir ambos elementos y decir que la prudencia, entonces, no es más que emplear correctamente la sabiduría, y ésta es la única manera de llevar la farsa de nuestra vida, para nosotros, los seres orgullosos de sí , que confundimos nuestra nobleza y la transformamos en tiranía. Dije antes, "locura verdadera", porque es espontánea, nadie la buscó pero sin embargo, está acá en mi mente. Por eso es que estoy hablando ahora mismo en este texto malditamente delirante, ¿cuándo me voy a callar, o acaso voy a seguir hablando? De seguro que voy continuar haciéndolo, hasta llegar a un punto delicado en que las palabras pierdan significancia frente a los hechos, en que me transforme en una completa ignorante incapaz de dar alguna explicación y me deje llevar por los excesos, cuando mi razón ceda por completo y dé lugar a los dictados salvajes de mis sentimientos más recónditos que absolutamente nadie conoce, y actúe en consecuencia. Pero (y me cuesta admitir que sí fue algo positívo)... aunque los desbordes de estos sentimientos, me llevaron a nuevos lugares de sabiduría que jamás creí conocer en mi vida por una cuestión de mis enfoques personales y forma de ser... obtuve experiencias. Experiencias más lógicas que mis cálculos y planes de obra, más exactas que cualquier racionalidad que de seguro plantée. Obtuve miedos también, pero luego de superar aquellos que jamás pensé iba a poder librarme. Nuevas ideas, tan puras como la espontaneidad de ese sentimiento indeseado. Y cuando llegó el momento de replantearme si era indeseado, quiero que se quede, porque claro que no lo es. Es lo más grande e inmensamente inexplicable, porque no es algo que se explique con palabras simples, ni complejas, ni de ningún tipo. Aunque, ya no vuelva a ser la de antes, aunque me siga costando levantarme todos los días, tengo una meta que se transformó en primordial, que arriesga absolutamente toda mi vida, que me hace caminar sobre un hilo, y aunque a veces siento que estoy agarrada con un sólo dedo y voy a caer, otras veces estoy saltando sobre él y eso es lo que hace mis días. Absolutamente, es sentir, es ser. Y que te quieran por eso, o que no tal vez... pero es la libertad más grande que experimenté alguna vez, aunque en un setenta por ciento de mis días esté preocupada, angustiada por esa razón... es mi razón de ser, de crecer y creer. Es tan inexplicable, además de mi palabrerío de feria americana... pero no hay forma que me lo pueda callar por más. Este fue mi elogio a la locura, y terminando con algo irrelevante también, que todos sabemos... una imagen vale más que mil palabras. ~

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